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¿Cómo funciona la inteligencia artificial en la gestión de contratos?

Las direcciones jurídicas son más que conscientes de la evolución de su función influenciada por la automatización, y son muchas las que continúan desarrollando una transformación profunda. Pero, ¿qué se entiende concretamente por términos como «IA» o «Machine Learning»? Para entenderlo mejor, hoy le ofrecemos una explicación concreta sobre el funcionamiento de la IA dentro de sus contratos.

¿Qué es la inteligencia artificial?


La inteligencia artificial parece ser la palabra de moda desde hace tiempo, y sin embargo, no es un concepto reciente. El término se definió en 1956 durante una conferencia en Dartmouth, Estados Unidos, por un grupo de científicos (economistas, informáticos, etc.), oficializando la disciplina como un campo de investigación. Mientras la informática avanzaba a grandes pasos y recibía un fuerte financiamiento de los presupuestos de defensa en un contexto de Guerra Fría, el sueño de estos pioneros se mezclaba con el anhelo, presente desde la antigüedad, de filósofos y matemáticos: reproducir el pensamiento humano y, más ampliamente, crear máquinas capaces de aliviar al ser humano de sus tareas más ingratas.

Después de varias revoluciones tecnológicas (internet, el cloud computing, las capacidades de cálculo…), la inteligencia artificial acelera su desarrollo e integra los programas de uso cotidiano para asistir a los profesionales en las tareas más tediosas y complejas para el ser humano. Solo en el ámbito jurídico, los beneficios de la IA son múltiples.

¿Una IA o varias?


Aunque generalmente se habla de inteligencia artificial (en singular), en realidad, es una multitud de IA especializadas que trabajan en conjunto para resolver problemas.

Se distinguen dos tipos de inteligencia artificial

  • La IA simbólica: las máquinas ejecutan acciones según reglas dictadas por el ser humano, deducidas a partir de datos de entrada (requiere experiencia en el dominio para construir estas reglas y hacerlas evolucionar con el tiempo). El sistema no aprende solo y es necesario describir su razonamiento con precisión.
  • La IA por aprendizaje: aquí se trata de dar sentido a los datos de entrada para poder trasladar un razonamiento a nuevos datos. Es el aprendizaje por ejemplo, que requiere experiencia en el dominio para identificar y etiquetar estos ejemplos. El sistema escribe por sí mismo las mejores reglas.

En el ejemplo anterior, mostramos fotos de perros y gatos a la máquina para entrenarla a reconocer las imágenes de «perro» o «gato» cuando se le presenten nuevas fotos de animales.

¿Y qué hay del Machine Learning?

Es el conjunto de técnicas y algoritmos que permiten a la máquina descubrir y extraer de un conjunto de datos similitudes ocultas, conocidas como «patterns». Así es como la máquina aprende y se desarrolla. Estos patrones (o modelos) pueden utilizarse para crear agrupaciones y realizar predicciones sobre nuevos conjuntos de datos. El Machine Learning es especialmente útil para analizar grandes volúmenes de datos, diversos y en constante evolución, como, por ejemplo, los contratos, que tienen un ciclo de vida, y las normativas.

La inteligencia artificial en la gestión de contratos


¿Cómo trata la IA los contratos?

Más allá del reconocimiento de caracteres (OCR), que permite «traducir» una imagen en un archivo de texto modificable, la inteligencia artificial permite identificar información importante según el contexto: tipos de contrato, cláusulas, elementos clave (fechas, montos, duraciones, contraprestaciones…).

La automatización en todas las etapas del ciclo de vida del contrato


La gestión del ciclo de vida de los contratos empresariales (o ECLM en inglés) es el conjunto de buenas prácticas aplicadas a todas las etapas del ciclo de vida del contrato: redacción, negociación y revisión, validación y firma, seguimiento, reportes y auditorías. Automatizar su gestión de contratos significa convertirlos en una base de datos organizada, consultable y actualizada, útil en cada etapa del proceso:

  • Durante la redacción: puede crear contratos a partir de modelos o cláusulas que sean más relevantes según la política contractual interna y las normativas aplicables.
  • Durante la negociación y revisión: la IA reconoce automáticamente las cláusulas y los datos clave dentro del contrato. Puede consultar esta información en fichas de síntesis de un vistazo.
  • Durante la validación y la firma: los flujos de aprobación automatizados facilitan la colaboración hasta la firma, sin necesidad de utilizar el tradicional parapeto en papel ni intercambios de correos electrónicos que se desorganizan fácilmente.
  • Durante el seguimiento: puede identificar de inmediato los tipos de contratos, los campos importantes y las cláusulas prioritarias en toda su base de contratos. Por ejemplo, puede localizar fácilmente todos los contratos que contienen una cláusula específica, con vigencia entre determinadas fechas, en cierto tipo de contrato e implicando determinadas contraprestaciones… todo al mismo tiempo.
  • Durante el reporte y la auditoría: puede analizar fácilmente toda su base de contratos y cuantificar la actividad contractual de su empresa, los riesgos y las oportunidades gracias a estadísticas extraídas de sus datos (estado de los contratos, fechas, firmas, tipos de documentos…), así como mediante fichas de auditoría llenadas automáticamente y exportables directamente a Excel o mediante API.

En resumen, si la IA libera al jurista de tareas tediosas como la entrada de datos, la revisión y la búsqueda en grandes volúmenes de información, también le proporciona mayor visibilidad para ayudarle a controlar mejor sus compromisos: ¿Cuáles son mis obligaciones en caso de una brecha de datos? ¿Cumplo con el RGPD? ¿Están todos mis contratos firmados? ¿Hay cláusulas no estándar? ¿Puedo encontrar las versiones más recientes de mis contratos y todos sus anexos? Estas son algunas de las preguntas que la inteligencia artificial puede responder extrayendo la información directamente de los contratos.

Due Diligence, cumplimiento normativo, seguimiento financiero, revisión de arrendamientos, gestión del conocimiento, recuperación de histórico… las aplicaciones de la IA en el sector jurídico son tan numerosas como los casos de uso posibles.

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