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¿Qué son litigios y contenciosos?

En el lenguaje común, a veces se utilizan los términos «litigio» y «contencioso» indistintamente. Sin embargo, aunque son conceptos cercanos, tienen diferencias jurídicas importantes.

En este artículo, descubrirá la verdadera diferencia entre un litigio y un contencioso, así como consejos prácticos para las empresas sobre cómo gestionar estos desacuerdos de manera efectiva.


¿Qué es un litigio?

En su definición jurídica oficial, un litigio es un desacuerdo entre dos o más personas respecto al ejercicio de un derecho. Esta definición engloba diferentes tipos de conflictos, que pueden derivar de un contrato, aunque no siempre es el caso.

Existen distintas categorías de litigios según el estatus de las partes involucradas:

  • Litigio civil, que enfrenta a dos o más particulares.
  • Litigio entre particulares y personas jurídicas, es decir, empresas o asociaciones.

En la vida cotidiana, muchas personas se enfrentan a litigios jurídicos en áreas como la compra y venta de bienes, servicios, familia, inmobiliario, trabajo o banca.


¿Qué es un contencioso?

Un contencioso no es fundamentalmente diferente de un litigio. Ambos conceptos están relacionados, ya que un contencioso es una acción jurídica que busca resolver un litigio ante un juez.

Desde esta perspectiva, no todos los litigios se convierten en contenciosos, pero todo contencioso es siempre resultado de un litigio. Para comprender esta distinción, es necesario entender que un litigio puede resolverse de dos formas:

  1. Por vía amistosa, sin recurrir a los tribunales.
  2. Por vía contenciosa, si la vía amistosa no tiene éxito.

Dentro de una empresa, el departamento de contenciosos es responsable de gestionar los conflictos legales entre la empresa y sus clientes, proveedores u otras partes interesadas. Este departamento, compuesto por juristas y abogados, tiene un papel clave en la protección de los intereses de la organización.


Los desafíos de las empresas en litigios y contenciosos

La gestión de los litigios y contenciosos está en el centro de varios retos importantes para las empresas. Un litigio mal gestionado puede resultar muy costoso, tanto a nivel financiero como en términos de reputación.

Por ello, el departamento de contenciosos desempeña un rol crucial, junto con los procesos internos diseñados para prevenir y manejar desacuerdos.

Litigios con clientes

Son especialmente críticos, ya que pueden implicar la calidad del producto, especificaciones contractuales (como plazos de entrega o características del servicio) o cuestiones de facturación (retrasos en pagos, errores en las facturas, etc.).

Dado que estos conflictos afectan directamente la satisfacción del cliente, es esencial gestionarlos con rapidez y precisión para proteger la reputación de la empresa y su volumen de negocio.

Una gestión eficaz de los litigios y contenciosos permite mantener relaciones saludables con todas las partes interesadas (clientes, proveedores, prestadores de servicios). Esto es especialmente importante cuando el número de partes interesadas es elevado, ya que cualquier desacuerdo mal manejado puede generar retrasos, pérdidas financieras e impactos negativos en la reputación.

Riesgos crecientes

Aunque los riesgos relacionados con litigios y contenciosos siempre han existido, su importancia ha aumentado en la última década debido al impacto del entorno digital. Unos pocos comentarios negativos en redes sociales o plataformas de productos pueden poner en peligro la actividad de una empresa.

Por lo tanto, la rapidez en la gestión de litigios es esencial, especialmente en lo que respecta a la satisfacción del cliente.


¿Cómo gestionar eficazmente los litigios y contenciosos?

La gestión de litigios y contenciosos en una empresa requiere una organización rigurosa, ya que cualquier error puede tener consecuencias financieras o reputacionales significativas. Una gestión óptima se basa en los siguientes elementos:

  • Anticipación de riesgos: Tener una visión global de las partes interesadas y realizar un análisis preciso de los riesgos jurídicos y financieros.
  • Reactividad y eficiencia: Una organización que centralice los expedientes y los haga fácilmente accesibles.
  • Trazabilidad: Asegurar que ninguna actualización de un litigio pase desapercibida, facilitar la colaboración y gestionar mejor los expedientes en curso.

Finalmente, para controlar los riesgos y reducir gradualmente los desacuerdos, es fundamental contar con una visión general basada en estadísticas relevantes.


¿Cómo puede ayudar DiliTrust en la gestión de litigios?

Para facilitar la gestión de litigios y reducir el riesgo de error, las empresas necesitan herramientas seguras, eficientes y fáciles de usar. Lo ideal es disponer de una plataforma única que centralice todos los litigios y contenciosos, facilitando la colaboración, la búsqueda de información y el seguimiento de expedientes. Esto es precisamente lo que ofrece el módulo de gestión de litigios y contenciosos de la suite DiliTrust Governance.

Este software en modo SaaS centraliza todos los litigios en una herramienta completamente segura, facilitando la búsqueda de información y el trabajo en equipo. Gracias a su sistema de alertas, los usuarios no pierden ninguna actualización de un expediente, lo que permite ser más reactivos y reducir el riesgo de error. Además, DiliTrust ofrece la posibilidad de generar cuadros de mando personalizados, proporcionando una visión global de los desacuerdos y su impacto financiero.

Con una solución como esta, las empresas pueden ganar en eficiencia y precisión en la gestión de litigios. Al procesar los expedientes más rápidamente y con menor riesgo, las organizaciones logran un mejor control de los riesgos legales y financieros, además de mejorar sus relaciones con clientes y proveedores.


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